Una de las ventajas de vivir en el centro del país es que cualquier punto de la península queda relativamente cerca, así que, aprovechando tres días libres, por qué no ir hacia el norte a disfrutar del verde inmaculado de aquellos magníficos parajes y del Océano Cantábrico.
Yo siempre opto por elegir un apartamento o casa rural, en este caso, fue una pequeña casita cerca de Santander pero alejada del mundanal ruido, entre Sobremazas y Solares.
Un lugar perfecto cuando empieza a apretar el frío para terminar la jornada junto a la chimenea.
- Viernes 7 de noviembre de 2014:
Tras llegar, pasado el medio día y comer, escogimos ir al paseo marítimo de Santander antes de que cayera la noche.
Allí encontramos el monumento a los “raqueros de Santander”, construido como homenaje a los muchachos que pasaban el día en los muelles del paseo marítimo a la espera de que les lanzaran una moneda.
Un lugar precioso y, por qué no, para reflexionar.
Nosotros llegamos cuando caía el sol, con estas preciosas vistas.
Aprovechando que aún no había terminado de caer el Sol, decidimos inmortalizar su puesta desde el otro lado de la bahía. Desde una de las playas de Somo, a tan sólo unos minutos desde Santander, donde, con marea baja, dicen se pueden ver los restos de los naufragados barcos “Elin Christine” y el “Antártico”.
- Sábado 08 de noviembre de 2014
Después de mucho deliberar qué ver durante la noche anterior, dado que el tiempo se preveía nublado con muchas posibilidades de algún chubasco localizado, decidimos tomar rumbo hacia la costa oeste de Cantabria: San Vicente de la Barquera,haciendo parada en Comillas y atravesando el Parque Natural de Oyambre.
Después de visitar la Sagrada Familia, conocer cualquier trabajo de Antonio Gaudí es casi totalmente irresistible y este palacete del 1883 se me antoja como una auténtica casa de muñecas de ensueño.
Es casi indescriptible tal ingeniosa edificación en el que cada detalle está pensado al milímetro. Hasta la distribución de sus estancias está pensada en base a las actividades diarias, haciendo que estas siguiesen la trayectoria del sol, como los girasoles (motivo principal de la decoración exterior).
Pero el Capricho de Gaudí no es el único atractivo de Comillas, el Palacio del Conde de Comillas (cuñado del dueño de la casa de verano que hoy llamamos “el Capricho”), el casco histórico del pueblo y su playa os dejarán, sin duda, un buen sabor de boca.
Terminado el rápido tour por esta bella localidad, el camino hacia San Vicente de la Barquera discurre junto la playa y en plena naturaleza: por el Parque natural de Oyambre.
Una vez en San Vicente de la Barquera y haber hecho alguna foto a la ría desde el paseo marítimo, nos sorprende la lluvia, por lo que decidimos prescindir del habitual bocadillo y deleitar nuestros paladares con un exquisito arroz con bogavante en un restaurante de la zona.
Tras los postres, damos un paseo por el casco urbano para bajar la comida y llegamos hasta la playa, desde la que hay unas preciosas vistas de San Vicente.
- Domingo 09 de noviembre de 2014
Ya casi terminado el fin de semana, con mucha penita, abandonamos nuestra casita de madera y tomamos rumbo a Toledo pero, esta vez, dirección Burgos con la intención de hacer una visita a Orbaneja del Castillo (lugar que nos recomendó encarecidamente el propietario de la casa rural donde estábamos alojados).
Así que esta vez tomamos la N-623 dirección Burgos.Hicimos paradas en:
1. Alceda, donde compramos una caja de los conocidos sobaos pasiegos y la riquísima quesada de la zona, todo elaborado artesanalmente.
2. El Puerto del Escudo a 1011m, justo al límite de Cantabria y Castilla y León, donde hay unas vistas espectaculares a la sierra.
3. El Embalse del Ebro, rodeado de fincas donde pastan decenas de hermosos caballos.
4. El conjunto histórico de Orbaneja del Castillo (un precioso pueblo de piedra que es atravesado por un arroyo que se precipita en el río Ebro formando una preciosa cascada).
Espero que os haya gustado y, me gustaría aún más, esto os invitase a conocer alguno de estos preciosos sitios y, por qué no, compartir vuestra aventura.
Me despido hasta otra ruta.